En un episodio reciente del podcast familiar “I MO”, Barack Obama abrió su corazón y su historia personal sobre cómo tener amigos LGBTQ+ ha influido positivamente en su vida y su forma de ver el mundo. Acompañado por Michelle Obama y su cuñado Craig Robinson, el exmandatario relató una experiencia que marcó su juventud universitaria: un profesor gay que, sin confrontación ni juicio, le hizo ver lo limitantes que eran algunas de sus creencias machistas. Esa conversación, según Obama, fue una puerta hacia una mayor empatía, no solo con la comunidad LGBTQ+, sino con todas las personas fuera del molde tradicional de masculinidad.
Obama destacó lo importante que es para los hombres heterosexuales tener en su círculo cercano a personas queer: “Ayuda a que entiendas mejor el mundo y a ser más considerado”, comentó. Esta visión no es nueva en su trayectoria: durante su presidencia, fue el primer líder estadounidense en apoyar públicamente el matrimonio igualitario y en promover políticas inclusivas. Sin embargo, escucharlo reflexionar en lo personal, como amigo y como hombre, es especialmente significativo en tiempos donde el discurso público tiende a polarizarse.
El expresidente recordó con cariño la decisión de la Corte Suprema que legalizó el matrimonio igualitario en 2015. La describió como un momento de “gran júbilo y esperanza”, y reafirmó una de sus frases más emblemáticas: “el amor es amor”. Para Obama, estas políticas no solo beneficiaron a la comunidad LGBTQ+, sino que fortalecieron el tejido social en su conjunto, al permitir que más personas vivan libres, seguras y respetadas.
Lo que más resuena de sus palabras es la idea de que tener amistades queer no es solo un acto de apertura, sino una herramienta de crecimiento personal. Para hombres acostumbrados a los códigos de la masculinidad rígida, conocer historias y realidades distintas puede ser un espejo y un aprendizaje. Barack Obama, con su habitual estilo cercano y reflexivo, nos recuerda que la diversidad no es una amenaza, sino una oportunidad. “Sé que suena cursi, pero ayuda”, dijo riendo. Y sí, ayuda… a construir un mundo más justo y también más humano.
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